Manuel Rosales era gobernador del estado Zulia (noroeste de Venezuela, junto a la frontera con Colombia) cuando el semanario Versión Final se convirtió en un periódico de circulación diaria. No fue el único cambio que daría la publicación en poco tiempo: inauguró una nueva sede en la avenida Universidad de Maracaibo. Entre los invitados para la gala de inauguración, el 8 de septiembre de 2008, el anfitrión, Alexander Montilla, director del medio, recibió a Rosales, al cónsul de Estados Unidos en la ciudad, al director del diario El Nacional, al presidente de Multinacional de Seguros y al entonces director de Globovisión, entre otros representantes de fuerzas vivas locales y de la capital. El mensaje era claro: el diario pisaba firme para retar al duopolio de la prensa regional, que detentaban los periódicos La Verdad y Panorama, opositor y pro oficialista, respectivamente.
Apenas dos años antes, en febrero de 2006, Montilla había constituido, junto a María Eugenia Farías, la empresa editorial de Versión Final, con un capital de 250 millones de bolívares (hoy 250 mil bolívares fuertes, alrededor de 5.000 dólares a la mayor tasa de cambio oficial). Montilla aparece en el documento constitutivo con 2.500 acciones, y Farías tiene las restantes 247.500.
Pese a su condición de accionista mayoritaria en el papel, a Farías nunca la vieron por los pasillos del diario. Raúl Semprún, el jefe de redacción para entonces, reconoce que todas las decisiones editoriales las tomaba Montilla y que Farías no influía a la hora de asignar la pauta del día o cambiar el titular de primera página. Durante los meses siguientes a la inauguración de la sede, los reporteros del diario aseguraron vivir los mejores momentos: contaban con un sueldo dos veces mayor al salario mínimo, que es un privilegio en el interior del país; el diario era uno de los pocos que respetaban todos los beneficios estipulados en la ley y hasta tenían refrigerios gratuitos en el comedor.
En el interin, Manuel Rosales -que en 2006 se enfrentó como candidato presidencial opositor
a Hugo Chávez- concluyó su periodo como gobernador y se postuló como candidato a la alcaldía de Maracaibo. Si durante la campaña electoral el rostro de Rosales se convirtió en una presencia constante en la portada de Versión Final, la tendencia se acentuó una vez derrotó
en los comicios al candidato chavista para repetir en la alcaldía, Giancarlo Di Martino.
Pero en ese mes de diciembre de 2008, el mes de su victoria electoral, a Rosales le abrieron un proceso por supuesta malversación de fondos cuando era gobernador. En los documentos del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) sobre el caso aparece el nombre de María Eugenia Farías. Cuando se emitió una orden de aprehensión en su contra, Rosales desapareció y a la postre conseguiría asilo en Perú,
en abril de 2009.
Por un elocuente paralelismo, la caída en desgracia y huida de Rosales coincidieron con una abrupta desmejora en la situación de los empleados de Versión Final. En esas navidades de 2008, recuerdan, no fue hasta el 22 de diciembre a las seis de la tarde, in extremis, que pudieron cobrar sus aguinaldos, al mismo tiempo en que lo hicieron los empleados de la gobernación, a cuyo cargo había quedado Pablo Pérez, pupilo de Rosales, futuro gobernador
de Zulia y precandidato presidencial.
Desde entonces, los periodistas no tuvieron ningún aumento salarial por más de dos años.
La redacción se fue haciendo flecos. No había nuevos ingresos de personal. Casi toda la información que publicaba procedía de terceros, principalmente, portales de información en internet.
Finalmente, en diciembre de 2012, Pablo Pérez y su fórmula del partido regional Un Nuevo Tiempo (UNT) cayó derrotado en las elecciones de gobernador frente al candidato chavista, Francisco Arias Cárdenas, quien era ex gobernador del Zulia con el partido La Causa R y, aún antes, uno de los comandantes que acompañaron al teniente coronel Hugo Chávez en su intentona golpista de 1992.
El desenlace electoral pareció servir de señal para Montilla, quien, como editor, abrió más espacio en las páginas del diario a voceros oficialistas. Cambió a los jefes de la operación periodística, y los nuevos dieron cabida a piezas abiertamente aduladoras para las posiciones del oficialismo.
Sin embargo, el golpe de timón no resultó suficiente. Entre marzo de 2013 el diario dejó de circular por una semana. Aunque Montilla nunca dio una explicación pública, el rumor achacó la situación a la escasez de papel prensa que, por entonces, castigaba a diversos medios en todo el país.
Ya antes el número de páginas se había reducido. Semanas después, sin que mediara anuncio alguno, el almacén del periódico se llenó de bobinas de papel. Los rumores, de nuevo, aseguraban que el periódico había cambiado de dueño.
Cambio de dueños, cambio de piel
En efecto, El 27 de agosto de 2013, el cambio en el control accionario del diario se concretó. En una asamblea realizada ese día, a las 11:00 de la mañana, Farías renunció a su cargo como accionista mayoritario y dio su lugar a Vincenzo Alaimo, quien fue invitado a la reunión. El 27 de enero de 2014 se completaría la venta de las acciones, según consta en un acta incluida en el expediente. Vincenzo Alaimo es hijo de Calogero Alaimo, ambos son dueños, entre otras cosas, de la clínica La Sagrada Familia de Maracaibo y de un semanario llamado Informe. Tienen empresas en Venezuela, Estados Unidos y España, y se reconocen como financistas de la campaña que convirtió en alcalde de la ciudad de Doral (ubicada en el extrarradio de Miami, Florida), al venezolano Luigi Boria.
Unos meses después, el 9 de mayo de 2014, Alaimo adquirió las acciones de Montilla para reunir el 100% de participación.
El cambio en la propiedad trajo nuevos aires a la empresa
En noviembre de 2014 comenzó una incesante búsqueda de talentos para Versión Final. Algunos directivos provenientes de otros medios, como Mi Diario, llegaron para reformular sus páginas. Aumentaron los salarios y advirtieron que el periodismo, esta vez, no se dedicaría a beneficiar a los líderes de la oposición en la región, sino que se restringiría a relatar los hechos. Sin embargo, sigue mostrando sus primeras páginas grandes titulares que favorecen al Gobierno regional.
La nueva administración se empeñó también en restituir al menos parte de la redacción original, dispersa por los bandazos políticos de Montilla, y activar su departamento de comercialización.
Para principios de 2014 ya había un nutrido personal en la redacción. Carlos Moreno, que se desempeñaba en la plantilla de Versión Final en 2008 como periodista de Política, lo dirige. Por su parte Raúl Semprún, el antiguo Jefe de Redacción, ahora solo desde una perspectiva de lector se atreve a comparar la línea editorial de la Versión Final actual con la que aprecia en Últimas Noticias de Caracas, luego de la venta del tabloide a un misterioso grupo de inversionistas: tras una fachada de equilibrio y sujeción a lo factual, apoya al gobernador Arias Cárdenas –aunque, a la vez, se permite formular críticas al Gobierno central de Nicolás Maduro-.